jueves, enero 26, 2012

A un genocida muerto

Hecho piltrafa y extraviado el rumbo
ha muerto en soledad el genocida
y en mi provincia oigo cantar la vida
aun la que segó su tiro inmundo.

Pudo sortear la cárcel de los hombres
más no los cepos de la hedionda tumba,
allá donde el delirio se derrumba
y perece el poder y sus horrores.

Pido a la tierra que se vuelva yerma
y expanda sobre el túmulo un invierno.
Que no fecunde sus gérmenes el cieno
porque le niegue el sol su luz eterna.

El genocida va, llevando sucia gloria
lo han de juzgar ahora nuestros muertos
que habitan el altar de la memoria.

Néstor Soria 
(poema leído por Juan Falú el 25/1 en el escenario de Cosquín)

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